La Familia en el Islam (parte 2 de 3): El Matrimonio

El Matrimonio

Y entre Sus signos está haber creado cónyuges de entre vosotros para que encontréis sosiego, y dispuso entre vosotros amor y misericordia.  Por cierto que en ello hay signos para quienes reflexionan.” (Corán 30:21)

El matrimonio es la institución humana más antigua.  El matrimonio comenzó a existir con la creación del primer hombre y la primera mujer: Adán y Eva.  Todos los profetas desde entonces fueron enviados como ejemplos para sus comunidades, y cada Profeta, desde el primero hasta el último, mantuvieron la institución del matrimonio como la expresión divinamente aprobada de la compañía heterosexual[1].  Hoy en día, todavía se considera correcto y adecuado introducir a la pareja como: «mi esposa» o «mi esposo» en lugar de: «mi amante» o «mi pareja».  Ya que es a través del matrimonio que las mujeres y los hombres satisfacen sus deseos de manera legal, sus necesidades de amor, compañía, intimidad, y demás.

“…Ellas son vuestra vestimenta y vosotros la suya…” (Corán 2:187)

A través del transcurso del tiempo, algunos grupos han sostenido creencias extremas acerca del sexo opuesto y la sexualidad.  Las mujeres, particularmente, eran consideradas demonios por muchos hombres religiosos, y por eso el contacto con ellas tenía que ser mínimo.  De este modo, se inventó el monacato con su eterna abstención y celibato, por aquellos que querían lo que reconocían  como una alternativa piadosa al matrimonio y una vida mas devota.

 “Después de ellos enviamos a Nuestros Mensajeros.  A Jesús, hijo de María, le revelamos el Evangelio, e infundimos en los corazones de quienes le siguieron la compasión y la misericordia.  Ellos establecieron el monacato sin que se lo hubiéramos prescripto, sólo por deseo de satisfacer a Allah, pero aún así no lo observaron como pretendían.  A quienes de ellos hayan creído sinceramente les recompensaremos, pero muchos fueron corruptos.” (Corán 57:27)

La única familia conocida de los monjes (cristianos, budistas, u otros) serían sus compañeros monjes en el monasterio o templo.  En el caso del cristianismo, no sólo los hombres, sino también las mujeres, podían figurar entre los piadosos al convertirse en monjas, o “novias de Cristo”.  Esta situación antinatural muy a menudo ha llevado a numerosos vicios sociales, como el abuso de niños, la homosexualidad y las relaciones sexuales ilegítimas que ocurren entre los que se encuentran en el claustro – los cuales son considerados pecados criminales.  Aquellos musulmanes desviados que han seguido las prácticas no islámicas de abstención y aislamiento, quienes han afirmado haber tomado un camino más piadoso hacia Dios que los Profetas mismos, han sucumbido de modo similar en estos vicios y en grado igualmente escandaloso.

El Profeta Muhammad a lo largo de su vida dejó en claro sus sentimientos acerca de la sugerencia de que el matrimonio podría ser un obstáculo para el acercamiento a Dios.  En una oportunidad llegó un hombre en busca del Profeta para jurarle que no se relacionaría con las mujeres, es decir, que nunca se casaría.  El Profeta le respondió severamente:

“Por Allah!  ¡Soy yo el más temeroso de Dios entre ustedes!  ¡Y sin embargo…  Estoy casado!  Quien no cumpla con mi sunnah (inspirándose en mi ejemplo) no es de los míos (es decir, no es un verdadero creyente).”

“Di: Si verdaderamente amáis a Allah ¡Seguidme! Y Allah os amará y os perdonará los pecados.  Allah es Absolvedor, Misericordioso.” (Corán 3:31)

En realidad, lejos de ver al matrimonio como algo malo para nuestra fe, los musulmanes incluyen al matrimonio como una parte integral de su devoción religiosa.  Como ya se ha mencionado con anterioridad, el Profeta Muhammad afirmó explícitamente que el matrimonio es la mitad de la vida religiosa.  En otras palabras, es probable que la mitad de las virtudes islámicas, como la fidelidad, la castidad, la generosidad, la paciencia, la ternura, el esfuerzo, la docilidad, el amor, la empatía, la compasión, la solidaridad, el aprendizaje, las enseñanzas, la confianza, el coraje, la piedad, la abstención, el perdón, etc., encuentren su expresión natural en la vida matrimonial.  De este modo, en el Islam, la consciencia de Dios y el buen carácter suponen ser el criterio principal de quien busca su futuro cónyuge.  El Profeta Muhammad dijo:

“Una mujer es desposada por (alguno de) cuatro motivos: su riqueza, su estatus, su belleza y su devoción religiosa.  Os aconsejo elegir por la devoción religiosa, para que prosperéis.” (Sahih Al-Bujari)

Sin lugar a dudas, el malestar y la decadencia social que prevalece en muchas partes del mundo también se puede encontrar en el mundo musulmán.  Sin embargo, la promiscuidad, la fornicación y el adulterio todavía son rotundamente condenados en las sociedades islámicas.  De hecho, los musulmanes todavía reconocen y son conscientes de la gran destructividad de las relaciones pre-maritales y extra-matrimoniales en la comunidad.  De hecho, el Corán deja en claro que la mera acusación de indecencia lleva consigo severas consecuencias para esta vida y a la próxima.

“Y a quienes difamen a mujeres decentes [acusándolas de fornicadoras o adúlteras] y no presenten cuatro testigos de ello, aplicadles ochenta azotes y nunca más aceptéis su testimonio.  Ellos son los descarriados.” (Corán 24:4)

“Quienes difamen a las mujeres honestas, inocentes y creyentes serán maldecidos en esta vida y en la otra, y sufrirán un gran castigo.” (Corán 24:23)

Irónicamente, cuando son tal vez las mujeres solteras quienes sufren las consecuencias de las relaciones promiscuas, algunas de las voces más radicales del movimiento feminista han buscado la abolición de la institución del matrimonio.  Sheila Cronin del movimiento, NOW, hablando de la intermitente perspectiva de un sector feminista cuyo lema es la falla del tradicional matrimonio occidental para garantizar la seguridad de la mujer, la protección de las enfermedades de transmisión sexual, y muchos otros problemas y abusos, opinó: “debido a que el matrimonio constituye la esclavitud de la mujer, queda claro que el movimiento feminista debe concentrarse en atacar esta institución.  La libertad de la mujer no puede ganarse sin la abolición del matrimonio”.

El matrimonio en el Islam, sin embargo, o en cambio, el matrimonio de acuerdo al Islam, es en si un vehículo para asegurar la libertad de la mujer.  No existe un mejor ejemplo de un matrimonio islámico perfecto que el del Profeta Muhammad, quien dijo a sus seguidores: “Los mejores son aquellos quienes mejor tratan a su esposa.”[2]  La amada esposa del Profeta, A’isha, avaló la libertad que su marido le proporcionaba diciendo:

“Él siempre ayudaba en las tareas del hogar y arreglaba sus ropas, reparaba sus zapatos y lavaba el piso.  Ordeñaba, ataba y alimentaba a sus animales y hacia las tareas del hogar.” (Sahih Al-Bujari)

“Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Allah [de valor y firmeza en la fe] para quienes tienen esperanza en Allah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Allah.” (Corán 33:21)



Footnotes:

[1] Estuviesen o no esos Profetas casados: Jesús, por ejemplo, ascendió al cielo sin estar casado.  sin embargo, los musulmanes creen  que él regresará a la tierra antes del fin de los tiempos y donde su reinado será supremo, y será esposo y padre como cualquier otro hombre de familia.  De este modo, la reciente controversia con respecto a la ficción del Código Da Vinci que afirma que Jesús se casó y tuvo hijos no es una blasfemia por el hecho que sugiere que el Mesías podría haber sido un hombre de familia, prematuramente. 

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