La Campaña de Jaibar
En el séptimo año de la Hégira del Profeta, que Dios lo bendiga, se llevó a cabo una campaña en contra de Jaibar, la fortaleza de las tribus judías en el norte de Arabia, que se habían convertido en un nido para sus enemigos. Los judíos de Jaibar se habían convertido en inquilinos de los musulmanes. Fue en Jaibar que una judía preparó carne envenenada para el Profeta, de la cual solo probó un bocado. En el momento en que el bocado tocó sus labios él se dio cuenta de que estaba envenenado. Sin tragarlo, le advirtió a sus compañeros del veneno, pero un musulmán, que ya había tragado un bocado, murió mas tarde.
Peregrinación a La Meca
El mismo año se cumplió la visión del Profeta: él visitó La Meca sin oposición. De acuerdo a los términos de la tregua los idólatras evacuaron la ciudad, y de las alturas de los alrededores vieron la llegada de los musulmanes.
La Tregua anulada por Quraish
Un poco más tarde, una tribu aliada de Quraish rompió la tregua atacando a una tribu aliada con el Profeta y masacrándolos en el santuario de La Meca. Después de eso ellos tuvieron miedo por lo que había sucedido. Enviaron a Abu Sufian a Medina para consultar si el tratado existente podía ser renovado y, prolongado su término. Ellos esperaban llegar antes que la noticia de la masacre. Pero un mensajero de la tribu atacada llegó antes y Abu Sufian falló nuevamente en su misiva.
La Conquista de La Meca
Luego el Profeta se sumó a todos los musulmanes capaces de llevar armas y marcharon hacia La Meca. Quraish se sintió intimidado. La caballería hizo una demostración ante la ciudad, pero ingresó en la ciudad sin derramar sangre; y el Profeta entró a su ciudad nativa como libertador.
Los habitantes esperaban una venganza por sus pasadas deudas, pero el Profeta proclamó una amnistía general. Para su alivio y sorpresa, toda la población de La Meca juro lealtad. El Profeta ordenó que todos los ídolos que se encontraban en el santuario sagrado fuesen destruidos, diciendo: “Ha llegado la verdad y la oscuridad ha desaparecido”, y los musulmanes llamaron a la oración en La Meca.
Batalla de Hunain
El mismo año hubo una reunión de tribus paganas molestas con sed de volver a conquistar la Kaaba. Entonces el Profeta dirigió doce mil hombres en su contra. En Hunain, en un profundo barranco, sus tropas fueron emboscadas por el enemigo. Con dificultad se unieron al Profeta y sus fieles seguidores que resistieron. Pero la victoria, cuando llegó, fue completa y el botín enorme, ya que muchas de las tribus hostiles llevaban con ellos todo lo que poseían.
Conquista de Taif
La Tribu de Zaqif se encontraba entre el enemigo en Hunain. Después de la victoria su ciudad de Taif fue sitiada por los musulmanes, y finalmente reducida. Luego el Profeta designó un gobernador de La Meca, pero él regresó a Medina para la ilimitada alegría de sus habitantes, quienes temían que, ahora que había vuelto a su ciudad nativa, los abandonara y convirtiera a La Meca en la capital del estado musulmán.
La Expedición a Tabuk
En el noveno año de la Hégira, escuchando que un ejército se encontraba nuevamente en Siria, el Profeta convocó a todos los musulmanes para que se reportaran para una gran campaña. A pesar de su dolencia, el Profeta dirigió un ejército hacia la frontera con Siria a mediados del verano. La distancia, el calor y el hecho de que era época de cosecha y el prestigio del enemigo hizo que muchos se excusaran a si mismos y otros abandonaran sin excusa alguna. Acamparon esa noche sin comida ni bebida, cobijándose tras sus camellos; y llegaron al oasis de Tabuk, finalmente regresaron a La Meca después de convertir a varias tribus. Pero la campaña terminó en paz. El ejército avanzó hacia Tabuk, en el borde de Siria, pero allí se enteraron que el enemigo todavía no se había reunido para la batalla.
Declaración de Inmunidad
Aunque La Meca había sido liberada y su gente era ahora musulmana, el orden oficial de la peregrinación todavía no había sido alterado; los árabes paganos actuaban a su manera y los musulmanes a la suya. Fue solo después de que la caravana de la peregrinación dejara Medina el noveno año de la Hégira, cuando el Islam dominó el norte de Arabia, que la Declaración de Inmunidad, como fue llamada, fue revelada. Su propósito era que después de ese año solo los musulmanes pudiesen realizar la peregrinación, a excepción de los idólatras que tuviesen una tregua continua con los musulmanes y que nunca hayan roto sus tratos ni apoyado a nadie que los haya roto. Estos, entonces, disfrutarían de los beneficios de su tratado desde ese momento, pero cuando el tratado expirase sus beneficios serían los de los demás idólatras. Su proclamación marcó el final de la idolatría en Arabia.